Llegaba como una bruma, cerca de mi , sentía su presencia,
todo lo que en una charla teníamos , en mis ratos de soledad se materializaba
de otra forma, ver su cabello hondear con el viento, verla con su vestido largo
adivinando su cuerpo a trabes de lo delgada de la tela blanca , junto a la
columna de la terraza del jardín de la casa con su vista clavada en el mar,
dándome la espalda, Dios sabe en lo que ella pensaba, pero yo podía ver la piel
de su cuello, sus hombros y adivinar sus piernas y caderas a través de la tela
pegada a su cuerpo por efecto del la ligera briza que soplaba, y eso iba
haciendo que un deseo de tocarla creciera dentro de mí, y sin embargo me detenía
el miedo de romper sus pensamientos , tan personales, me senté en una silla
detrás de ella para dejarla seguir con sus pensamientos y poder gozar el espectáculo
de ese cuerpo y esa presencia que me hacia vibrar solo de pensar en tenerlo, en acariciar esa piel morena que adivinaba
llena de ansias de ser acariciada
Uy, que íntimo este post je.
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